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¡Para Hacer una Diferencia! (página 2)




Enviado por Frank Denke



Partes: 1, 2, 3

Orden

Del orden existente en la Creación, tampoco puede haber
duda. Hay un orden, no solamente entre todas las estrellas y
planetas, sino
entre todo lo que existe en la tierra. Si
algunas personas piensan que es posible no hacer caso de las
leyes
naturales y morales de Dios, las cuales gobiernan este orden, van
a encontrar algún día, por la experiencia propia,
que nada ni nadie puede escapar a ellas. La intranquilidad, la
falta de paz que vemos en la gente que intenta oponerse a las
leyes de Dios, se produce porque NADIE puede evitar las
consecuencias de estas leyes.

Dios mantiene el ORDEN entre todas las partes de su
Creación a través de las LEYES DE LA NATURALEZA,
que él mismo ha creado, y solamente Dios puede abrogar sus
leyes por un instante, haciendo lo que llamamos un milagro. Todo
y todos estamos sujetos a estas leyes.

Unidad

Se ven señales
de unidad en toda la Creación.  Por ejemplo, cada
criatura viva, incluyendo las plantas, depende
de muchas cosas, aparte de sí misma, para sobrevivir. Los
seres humanos dependen, entre muchas cosas, de la gravedad, del
aire y del
alimento. La gravedad es regulada por los cuerpos celestes. El
oxígeno
del aire, depende en gran medida, de las plantas. El alimento
depende del calor del sol,
del agua de las
nubes y de los minerales de la
tierra.

Se puede observar, por ejemplo, cómo crece un manzano.
Consigue el calor y la energía necesarios del sol, el
alimento del suelo y el agua de las
nubes, que son formadas por la evaporación de los
océanos. Florece y da sus frutos, con una temporalidad
directamente relacionada a las estaciones del año, las
cuales se presentan de acuerdo al movimiento de
los cuerpos celestes. Así, el manzano recibe lo que
necesita para crecer, no solamente del planeta en el cual vive,
sino también, en diferentes grados, del resto de la
Creación.

La variedad, el orden y la unidad se encuentran en cualquier
parte de la Creación. Pero no solamente se le puede
identificar entre las criaturas, sino también,
dentro de cada una de ellas -¡qué
maravilla!-. Veamos, por ejemplo, en el cuerpo humano,
cómo todas sus partes (los ojos, la sangre, las
células, los huesos) se
adaptan perfectamente las unas a las otras y todas trabajan para
formar un organismo completo.

Así sucede con la Creación: todos los seres y
cosas de la Creación fueron hechos para ajustarse los unos
a los otros dentro del "cuerpo" de la Creación. De esto
podemos entender que cada detalle de la Creación fue
formado por Dios para ser parte de un entero bien armonizado.
Esta armonía que vemos en el mundo material y en toda la
Creación es una manifestación de la unidad que
existe en Dios.

Es tan magnífica la Creación que sobrepasa, con
mucho, a nuestra inteligencia.
Por ejemplo ¿cómo puede ser el universo
infinito, siendo materia? Y si
es finito ¿cuál es su borde, su límite?
¿Qué sigue después de él?
¿Quién de nosotros puede entender dónde
"termina" el universo o
qué hay más allá de la "última
estrella"? Sólo Dios lo sabe… y por contraste, nuestra
inteligencia nos conduce a deducir que Dios existe y que TODOS
los hombres hemos sido creados por el, y para El.

Reloj y Relojero – La necesidad de la Iglesia y el
Estado

Hagamos primero una comparación: Un reloj contiene
variedad, orden y unidad. Se compone de una variedad de piezas,
puestas en cierto orden. Estas piezas alcanzan el
propósito de su existencia individual solamente cuando
están unidas en el reloj.

Una sociedad justa
también contiene variedad, orden y unidad. La gente, de
muy diversas condiciones, vive en armonía a través
de respetar reglas o leyes y forma un cuerpo social, un "Estado", cuyo
jefe o cabeza es el que gobierna.

En la Iglesia existe también variedad, orden y unidad.
Los hombres y las mujeres de muy diversas razas, países y
temperamentos, siguiendo las leyes de Dios y de la misma Iglesia,
logran el FIN de su existencia (la felicidad eterna) al unirse al
"Cuerpo Místico" (místico, porque es espiritual)
cuya cabeza es Cristo.

Así como se necesita un relojero para poner en su lugar
a cada una de las piezas necesarias del reloj (el fin
específico de las partes), la Iglesia y el Estado
fueron creados por Dios para ayudar a la humanidad a alcanzar una
felicidad no solamente temporal, sino eterna; el Estado por
ayudar en el campo de las necesidades materiales y
temporales, y la Iglesia, en cuanto a las necesidades
espirituales y eternas.

La voluntad del hombre y la
voluntad de Dios

Oponiéndose al propósito de Dios y, por lo
tanto, de la Iglesia y de un verdadero Estado, la humanidad trata
de encontrar la felicidad sin Dios. Así vemos, en estos
días, el enorme énfasis de hacer las cosas "a mi
manera", en vez de tratar de conformar lo que hacemos con la
voluntad de Dios. La mayor parte del tiempo, ni
siquiera pensamos en Dios. El resultado de "hacer nuestras cosas
sin Dios" es el de una felicidad parcial y momentánea,
seguida de remordimientos, vacío, insatisfacción y
una gran tristeza. El único remedio contra esta tristeza
es el de hacer la voluntad de Dios.

La voluntad de Dios se logra dentro del Estado y de la Iglesia
a través de que, cada uno en su campo, cooperen para que:
a) la variedad de nuestros talentos se dirijan a
satisfacer las necesidades espirituales y temporales de los
demás; b) el orden entre nosotros esté
basado en la justicia y la
misericordia; y c) la unidad de los hombres florezca por
la practica de la caridad. El resultado de ESTO será la
paz en la tierra y la felicidad eterna en el Cielo.

Una nación
es como un jardín

Una nación
es como un jardín y el gobierno de una
nación es como su jardinero. Pero, desgraciadamente – es
la condición humana – hay buenos y malos jardineros. Un
mal jardinero deja crecer la maleza en su jardín y no
está al pendiente de sus plantas. Para que cada una de
ellas crezca adecuadamente, según sus propias capacidades,
un buen jardinero debe guiarlas hacia arriba, hacia el cielo,
manteniéndolas "rectas", abonándolas y
regándolas correctamente. Las malas hierbas deben ser
arrancadas y las buenas deben ser protegidas contra las plagas.
Es conveniente que tome consejo de un jardinero experto para
resolver los problemas
más difíciles.

Para que la gente de una nación "crezca bien" (prospere
temporal y espiritualmente), si su gobierno es bueno (como un
buen jardinero), debe también mantener "rectas" las cosas.
Asegurar que su gente tenga lo que necesita para "crecer". Tratar
de eliminar las "malas hierbas" (los vicios). Proteger a sus
miembros contra los ataques de sus enemigos (las plagas) y seguir
el consejo de un experto para solucionar ciertos problemas. Por
ejemplo, si el problema es moral, Dios
puso en la tierra a su Iglesia como "el experto", diciendo a sus
apóstoles: "El que a ustedes escucha, a Mí me
escucha".

No todos los insectos son malos para un jardín. Las
abejas, por ejemplo, son necesarias. Algunos de los insectos
dañinos son difíciles de diferenciar de los que
pueden ser útiles. Usted, como lector de este libro,
podrá reflexionar sobre las diferencias entre lo que puede
PARECER bueno o malo, y lo que es VERDADERAMENTE bueno o
malo.

Este es el objetivo del
libro: ofrecer al lector las bases para ayudarle a identificar
las trampas que nos plantea la "política" del mundo,
a descubrir los engaños, a desenmascarar claramente a los
lobos con piel de oveja.
Esperamos que nuestro esfuerzo les sirva, amables lectores, para
cambiar un poco la dirección de sus vidas hacia una felicidad
más amplia. Ojalá que la lectura de
este libro provoque en ti reflexiones, y que estos pensamientos
te ayuden a "ver las cosa más claramente", para alcanzar
no solamente una mayor felicidad aquí en la tierra, pero
aún mas importante, algún día, la felicidad
que a todos nos espera, al lado de Dios.

CAPÍTULO II… El
Bien y EL Mal

DEFINICIÓN: El "Mal" es la ausencia del
"Bien"

PROPÓSITO: Nuestra paz interna
últimamente depende, no solamente de entender
correctamente las diferencias entre el bien y el mal, pero aun
más, de escoger el bien en vez del mal.

FUNDAMENTO: El Bien es más fuerte que el
mal.

EJEMPLO: Un puente mal hecho es un puente malo – y, por
que se va al pique algún día, no se puede confiar
en el.  Al contrario, si, se puede confiar en un puente bien
hecho.

ABUSO: Confundir el mal por el bien.

DISCUSIÓN:

Todo lo creado por Dios es perfecto y, por lo tanto, bueno,
incluyendo el orden original que hizo entre todo lo creado. La
Creación, al principio, era como el sonido de una
sinfonía hermosa que iba a escucharse por toda la
eternidad, con cada instrumento afinado y tocando perfectamente
su parte. Sin embargo, Dios creó al hombre. Lo creó
a Su imagen y
semejanza y, por ello, lo creó con libertad,
porque sólo con esa libertad es capaz de amar. Dios
creó al hombre por amor; para
amarlo y ser amado por él. Y así fue hasta que
Adán, el primer hombre, decidió con su libertad,
querer ser como Dios.

Adán era totalmente feliz, pero cuando cayó
Adán, fue como si un trompetista decidiera tocar lo que
él quisiera tocar, en vez de tocar las notas que
debía de haber tocado como miembro de la sinfonía.
Debido a este egoísmo, la perfección de esta
"sinfonía" fue alterada, y la belleza original de su
armonía de amor fue oscurecida.

De este hecho podemos ver que: (1) las cosas andan mal cuando
las hacemos "a nuestra manera", en contra de la voluntad (o
plan) de Dios,
y (2) el resultado es siempre algo menos bueno o bello que lo que
habría podido ser.  Es esta CARENCIA de lo mejor
posible, que se llama "el mal". En sí, el mal es la
ausencia, parcial o total, del bien.

El mal, para entenderlo mejor, es la carencia del bien,
así como la enfermedad es la carencia de la salud, el vicio de la virtud
y la mentira es la
carencia de la verdad. El mal es como un hueco en el camino. El
mal es una carencia de algo que debe de existir, como donde falta
el pavimento sobre un camino. El mal, porque es una carencia de
algo bueno, no honra a nada ni a nadie.

El "mal" es una debilidad que conduce al
daño

Los resultados del mal deben ser considerados como una
debilidad. Para explicarlo mejor utilizaremos como ejemplo lo que
es un puente.

Todos sabemos que un puente NECESITA ser fuerte para sostener
a la gente que lo cruza. Un puente fuerte, que sostiene a todos
los que pasan por él, con razón se llama un "buen
puente". Por otra parte, un puente que CARECE de la fuerza
necesaria para funcionar adecuadamente, se considera un "mal
puente", porque su debilidad causará ciertamente una
CARENCIA dolorosa del bienestar a los que, al cruzarlo, lo
derrumben.

Los hombres podemos ser como los puentes. Podemos confiar en
una persona
moralmente fuerte para manejar un asunto importante; mientras que
en una persona moralmente débil, es claro que no podemos
confiar. Esta desconfianza, cuando crece entre los ciudadanos de
una nación, rompe el vínculo de unidad moral que
necesita una nación para mantenerse en un Estado de
bienestar, para sobrevivir los ataques de sus enemigos, naturales
y espirituales.

Hay gobiernos buenos y malos

Los gobiernos de una nación también pueden ser
puentes que ayuden a sus ciudadanos a alcanzar el fin para el que
fueron creados, o sea "Amar a Dios y estar unidos a él por
la eternidad". Un buen gobierno sostiene a sus pobladores y les
facilita su camino hacia ese fin. Un mal gobierno,
desgraciadamente, no los sostiene, sino que dificulta enormemente
que alcancen su fin.

El amor a Dios debe estar siempre como lo PRIMERO en el orden
de las cosas que debemos amar ("verdadera axiología"). Si la gente de una
nación ama a Dios sobre todas las cosas, amará y
defenderá, antes que nada, a las leyes de Dios y la
doctrina que predicó Nuestro Señor Jesucristo, y se
opondrá, en consecuencia, a todo lo que esté contra
ellas.

Por otra parte, si la gente de una nación ama a los
objetos en un ORDEN INCORRECTO (en desorden) tal como preferir
el amor a
sí mismos o a las cosas materiales, MÁ S que a Dios
o al prójimo, o al placer MÁ S que a la virtud; ese
amor desordenado destruirá aun al amor mismo, así
como a la fuerza espiritual de su nación.

Unidad, Pecado y
Poder

Dios quiere que le amemos a él con todo nuestro
corazón, y a nuestro prójimo como a
nosotros mismos, y así entendemos que el amor es un don de
Dios que une. El respeto, la
confianza, la verdad, el perdón, la caridad, y muchas
más realidades de nuestra vida, son cosas que producen una
unidad entre diferentes personas, y entre todos nosotros y Dios.
Esta unidad entre Dios y su Creación refleja la unidad que
se encuentra en Dios mismo. Esta unidad, la unidad entre
nosotros, unos con otros, y todos con el "Todopoderoso" es lo que
produce el verdadero "poder" de una
nación.

Al contrario, las cosas que se oponen a esta unidad, como el
odio se opone al amor, la crítica
a la amistad, la
mentira a la verdad, el orgullo al perdón, o el
egoísmo a la caridad, etc., se llaman "pecados". En este
sentido, podemos ver que cada pecado es algo que ofende a Dios o
al prójimo por atacar la unidad más importante que
existe en Su Creación, y la razón por la cual Dios
nos hizo a nosotros, que es la unidad eterna de un amor feliz y
eterno entre Dios y cada uno de nosotros.

Para evitar el pecado, antes de hacer o decir algo, es mejor
pensar en si lo que vamos a hacer o decir fomenta o ataca la
unidad que Dios quiere entre personas, o entre ellos y él
mismo, porque esta unidad produce la fuerza espiritual de su
nación.

Fuerza espiritual

Nunca subestime la energía de la fuerza espiritual
cuando viene una guerra. Fue la
fuerza ESPIRITUAL de David, y no la fuerza física, la que
mató a Goliat. Es mucho mejor para un ciudadano, o una
nación, ser un "David" que un "Goliat".

Las grandes batallas cristianas se han ganado con una fuerza
espiritual, más bien que por una superioridad
física. En Lepanto las fuerzas católicas,
grandemente excedidas en número, pero reforzadas por la
Misa y el Rosario, derrotaron a la marina Islámica.
Excedían en número los Aztecas al
pequeño ejército de Cortés, pero este
pequeño ejército, con su Fe, evitó que en
México se
continuara con la práctica sangrienta de los sacrificios
humanos.

Cómo mueren las buenas naciones

Es importante entender que hay dos maneras de atacar a una
nación: (1) por su enemigo, que declara abiertamente una
guerra contra ella, o (2) por ese mismo enemigo, que la debilita
por dentro. Declarar una guerra contra un país une a sus
ciudadanos contra el atacante. Esta unidad naciente hace que el
país agredido sea ahora más difícil de
conquistar.

Por esta razón, nuestros enemigos saben que la manera
más eficaz de conquistar a una buena nación no es
declararle inmediatamente la guerra, sino primero debilitarla y
dividirla. Así, trata de engañar a sus ciudadanos
con tres falsos amores que van a alejarlos de Dios (disminuir su
poder espiritual) y a dividirlos a los unos de los otros
(disminuir su poder natural).

Nuestros enemigos son muy hábiles en el arte de lograr
que la gente adquiera esos tres falsos amores que los
debilitarán: (1) El amar a las cosas materiales más
que a Dios, (2) El amarse a sí mismo (el egoísmo)
más que al prójimo. Por nuestra naturaleza
caída, estamos muy predispuestos hacia estos dos primeros
"amores", de lo cual se aprovecha el enemigo para llevarnos hacia
el tercer amorío, que es el peor: (3) El amar a lo que
daña y debilita a sí mismo y al prójimo
más que a cualquier otra cosa: es decir, el amor a la
inmoralidad. Por enredarse con ese falso amor, cayó la
más poderosa civilización del mundo: la Romana.

Dividir y conquistar

Cada uno de estos seudo amores tienen su propia manera de
debilitar a una nación. Mientras que la justicia y la
caridad sirven para unir a la gente de un país, el
egoísmo la divide, y los que practican la inmoralidad se
ponen en contra de los que practiquen la virtud. Aún peor,
los que practican la inmoralidad se pudren y contagian su
podredumbre a los que no la tienen. Estas personas podridas dejan
de ser soldados que defienden a su nación, por ayudar al
propósito de los que la atacan.

Cuando el número de ciudadanos con su corazón
puesto en estos falsos valores
aumenta, su nación se va convirtiendo más y
más en una nación dividida, en una nación
debilitada, e invita a sus enemigos a que la ataquen.

Porque estos falsos amores conducen a una nación a la
guerra y a la derrota, usted puede darse cuenta ahora del por
qué la guerra, en general, es un castigo por los pecados
de la humanidad (por los falsos amores). Podemos concluir que el
regalo más importante que podemos dar a nuestro
país no es la fuerza física, sino la fuerza de
nuestra propia calidad moral.
ESTA ALTA CALIDAD MORAL ES EL FUNDAMENTO DE UN VERDADERO
PATRIOTISMO.

La guerra de nuestro país en contra del mal

En la verdadera historia y aún en la
historia maquillada por el triunfador, siempre se puede
identificar la lucha tremenda del mal contra Dios y contra su
Iglesia, dentro de cada país. Tan cierto es que
Satanás luchó contra la voluntad de Dios en los
cielos, como que él sigue luchando contra la voluntad de
Dios en la tierra, el único lugar donde todavía una
criatura inteligente y con libre albedrío puede cambiar su
destino: el cielo y el amor eterno de Dios y a Dios, por el
infierno y el odio contra todo, pero principalmente contra Dios.
Pero, amigo que me lees, tú no eres un simple espectador
de esta batalla, tú no puedes evitar participar en esta
lucha. Pero para poder salir victorioso de ella, es importante
que aprendas cómo identificar cuáles son los amigos
y cuáles los enemigos.

La guerra tiene solamente dos lados

La primera cosa que debes tener muy clara es que la guerra
emprendida en la tierra tiene SOLAMENTE dos lados. Cada lado
sirve a su líder.
Un lado sirve a Cristo, van con él soldados sencillos,
alegres, francos, siempre dispuestos al sacrificio y a dar la
vida, antes que perder el alma; el otro
lado, por supuesto, sirve a Satanás y a todos sus
secuaces, sea éste un horripilante demonio o una
encantadora doncella, buscan engañar, son orgullosos y
confusos y no tienen una sonrisa franca. Pero la diferencia
más importante entre estos dos bandos puede entenderse
mejor asomándonos a ver, con atención, las diferencias entre los reyes
buenos y los reyes malos.

Reyes buenos y reyes malos.

Un rey bueno sabe muy bien que la autoridad que
recibió de Dios la puede utilizar SOLAMENTE para el BIEN
espiritual y temporal de sus súbditos, y NO para cualquier
razón egoísta. Tales reyes sirven a Cristo y a su
Iglesia y a todos los que tienen a Cristo por su Rey de
Reyes.

Un rey malo trata de utilizar el regalo de la autoridad que
recibió de Dios para servirse a sí mismo y a sus
secuaces, que le ayudan a engañar a sus súbditos,
haciéndoles creer lo contrario. No desea el bien de
ninguna persona, ni de Dios que le dio la autoridad y a sus
secuaces los traicionará en cuanto ya no le sean
útiles. No desea que ni Dios le diga qué hacer o
qué no hacer.

Nadie realmente desearía vivir en una nación
gobernada por un rey que piensa que él puede abusar de los
ciudadanos al imponer cualquier ley o capricho
que desee. Tomando esto en cuenta, ¿crees que no
sería tan malo vivir en un país democrático,
que permite por la votación que una mayoría de
personas pueda imponer cualquier ley o capricho que desea a los
demás?

En conclusión…

Hemos discutido, entonces: (1) la relación entre la
fuerza moral y física, y la desventaja de lo malo; (2) el
hecho de que los que aman a su país deben de amar
SOLAMENTE lo que es bueno para su país; (3) que cada
ciudadano tiene la obligación de rechazar lo malo; (4) el
hecho de que haya una guerra dentro de su nación para
sustituir la voluntad del hombre caído por la voluntad de
Dios; y (5) cómo reconocer los buenos reyes (o amigos) y
los malos reyes (o enemigos).

CAPÍTULO III…
Los
DERECHOS y la JUSTICIA

 DEFINICIÓN: Un derecho es la facultad que
tiene una persona de hacer algo, de disponer de alguna cosa o de
exigir algo de alguien.

PROPÓSITO: Cada hombre posee derechos para dos
propósitos: (1) para satisfacer sus obligaciones
hacia Dios y su vecino o prójimo, y (2) para  recibir
lo que, por justicia, le corresponde.

FUNDAMENTO: El Fundamento de un "derecho" es la
justicia.

EJEMPLO: Si usted posee autoridad, usted tiene un
"derecho" para utilizarla para un propósito justo, pero
usted no tiene ningún derecho de utilizarla para un
propósito injusto.

ABUSO: Puesto que nuestros derechos nos son dados por
Dios para satisfacer Su voluntad,  a lo que nos facultan "
SOLAMENTE es a realizar, a disponer o a exigir algo
verdaderamente bueno". Aunque cualquier persona tiene la
capacidad de hacer algo injusto, no existe el "derecho" para
hacer algo injusto o inmoral.

DISCUSIÓN

Puesto que los derechos se basan en la justicia, debemos
primero cerciorarnos de ¿qué entendemos por
"justicia"?. La justicia es una regla del balance. El equilibrio
entre el tiempo que un hombre trabaja y cuánto se le
paga  es una cuestión de justicia. En pocas palabras,
la justicia es lo que nos obliga a dar a cada persona lo que
debemos darle.

La justicia es también algo "completo", dando a
cualquier persona lo que se le debe en total y no sólo una
parte. Así, la verdadera justicia, no es parcial sino
completa.

La justicia contiene dos dimensiones: (1) la OBLIGACIÓN
de dar a cada cual lo que es debido, y (2) el DERECHO de recibir
de cada cual lo que es debido a nosotros. De esta manera podemos
ver que los derechos de una persona se relacionan (están
balanceados) con las obligaciones de otras.  También
se puede ver que el balance de la justicia es algo maravilloso.
Un buen símbolo de la justicia puede ser una balanza. Por
un lado pesa la obligación de dar, y por el otro lado el
derecho de recibir.

Los derechos subjetivos y objetivos

Mirando algo "subjetivamente", significa que se le mira desde
nuestro punto de vista. Podemos definir un derecho desde el punto
de vista SUBJETIVO como la autoridad moral o legal, basada sobre
la justicia, que permite que poseamos, que demandemos, y que
utilicemos una cosa como nuestra. Si una persona le debe $10,
según la justicia, usted tiene el derecho a demandar los
$10 como suyos. Si yo soy el que le debe a Usted los $10, es mi
obligación pagárselos.

Sin embargo, puesto que TODOS los hombres y mujeres tienen
derechos y obligaciones, podemos buscar las reglas (generales)
OBJETIVAS que gobiernan los derechos y las obligaciones de TODOS
los seres humanos. Un ejemplo de un derecho objetivo es que todos
los jugadores de cualquier juego deben
respetar todas las reglas del juego.

Otra regla objetiva que gobierna TODOS los derechos y
obligaciones es ésta: Puesto que la justicia no se sirve
para nada de los errores o del mal; ni el error o el mal pueden
servir como base a un derecho o una obligación
legítima de cualquier hombre.

Los derechos, la justicia y el "qué" y el
"quién" de la gente

¿De qué manera pueden las diferencias
individuales de cada hombre afectar  sus derechos y
obligaciones? Para contestar  esta pregunta, debemos
considerar el "qué" y el "quién" de la
humanidad.

En las cosas relacionadas con la gente, debido a lo QUE SON,
(como seres humanos), no hay diferencia entre los derechos que
posee cada persona. Por ejemplo, cada hombre y mujer son,
igualmente, miembros de la raza humana, y cada uno posee el mismo
derecho a la vida. Por eso, lo que la gente debe uno al otro,
debido a lo QUE SON, (seres humanos), allí no se encuentra
ninguna diferencia en lo que se obliga a dar, uno al otro.
Así, obliga a todos los hombres y mujeres, igualmente, a
respetar el derecho de cualquiera otra persona a la vida.

Sin embargo, con respecto a QUIEN,  las diferencias entre
los diversos  grados de autoridad o talentos de las
personas, sí afectan a lo que tenemos derecho de hacer o
de no hacer y a lo que debemos o no recibir o demandar.  Al
hombre que es presidente de un país, por poseer este
puesto, se le debe respeto, debido a su cargo. Un hombre o una
mujer con muchos talentos tienen la obligación de
compartir sus dones con los demás, una obligación
que no tienen las personas sin tales dones. Tales derechos y
obligaciones, sin embargo, NUNCA pueden disminuir los derechos u
obligaciones fundamentales que se relacionan con QUé
somos. Las diferencias en el QUIéN somos forman la base
del refrán, "a quien más se le ha dado, se espera
más". Uno espera más de un general que de un
soldado.

Un ejemplo para entender mejor lo que arriba hemos expresado,
es el que sigue: Mientras que un soldado raso no tiene
ningún derecho DE ORDENAR a un general, en materias
militares, (debido a las diferencias en el rango (el
"QUIéN") el soldado raso tiene el derecho y,
quizás, incluso, la obligación, de resistir y
censurar al mismo general, con respecto a las órdenes
inmorales que diera. ¿Por qué? Porque como seres
humanos, AMBAS personas tienen la MISMA obligación de
obedecer  la ley moral de Dios.

Justicia, los derechos y el uso propio de las cosas

La medida de la injusticia depende del lugar que ocupa, en la
Creación, la persona a quien se le hace la injusticia.
Ciertamente hay una mayor injusticia al ignorar que un hombre es
un hombre, por ejemplo al tratarlo como si fuera una
máquina o un animal, que al tratar a una pala como si
fuera un martillo. De aquí, podemos considerar que las
injusticias MÁ S GRANDES son las que ofenden directamente
a Dios, tal como ignorar o no tratar a Dios como a Dios, sino
como a una ilusión, o malgastar los dones que hemos
recibido de él.

La injusticia de malgastar uno de los dones de Dios se puede
considerar en este ejemplo. Suponga que usted trabajó muy
duro  todas las vacaciones del verano pasado, pues
quería tener el dinero
suficiente para arreglar su coche y dejarlo bien "chido", con el
motor ronroneando
como un gato, con el objeto de regalárselo a un amigo para
que él pudiera ir a su trabajo.
Desafortunadamente, su amigo es muy fiestero, y en vez de
agradecérselo, lo llevó a una competición de
demolición de coches un sábado por la noche, para
tener una cierta "diversión", y destruyó su regalo.
Usted justamente se ofendería porque su "amigo"
había usado mal su regalo, tratándolo como si fuera
un trozo de chatarra en vez de un coche tan bien arreglado y
útil.

Ahora, fíjense en los regalos recibidos por los hombres
y mujeres de Dios, tales como sus capacidades físicas,
como su inteligencia y libre albedrío. Ninguna de ellas
las obtuvieron por si mismos. Dios se las dio como un regalo a
todos los hombres y mujeres, para un solo propósito, para
que aprendamos todos nosotros a conocer, amar y servir a Dios,
usando de esos  talentos y dones y, así, ganar
nuestra felicidad eterna. Por eso, nadie tiene ningún
derecho de malgastar o utilizar estos regalos para  otros
propósitos. Hacerlo es una injusticia más grande
que usar el coche arreglado para divertirse en una
competición de demolición, no sólo porque
los regalos de Dios son más importantes que un coche, sino
porque es Dios, el autor y el donante de estos regalos, al que
hemos ofendido con tal injusticia.

Los derechos de Dios

Una forma de entender los derechos de Dios es notar lo que a
Dios le pertenece.  Si usted posee un terreno, y todo el
material para construir una casa, y después
diseñó, y construyó, con sus propias manos,
un hogar, con ese material; el sentido común le dice que
este hogar le pertenece. Tendría, también, el
derecho de determinar cómo otras personas pueden utilizar
su terreno o su hogar. Por ejemplo, usted tendría el
derecho de fijar reglas en cuanto a cómo cuidar esa
propiedad, y
cuánto hay que pagar para rentarla.

Piense en esto: Dios no solamente posee todo el material de la
Creación, él lo creó. Luego él
diseñó todo lo que existe. Por eso, en justicia,
todo lo que existe, pertenece a Dios.

Debido a esta pertenencia, Dios tiene el DERECHO de dar lo que
él desea (por ejemplo gracia y vida) a quien él
quiera. él también tiene el DERECHO de quitarle
cualquier cosa, (por su propio bien, porque Dios nunca hace nada
malo o injusto). Dios también tiene el DERECHO de decir
cómo, TODO lo que él creó, debe ser
utilizado.  Aunque la gente puede demandar algunos
"derechos" en contra de los Diez Mandamientos; delante de Dios,
hombres y mujeres tienen derecho solamente para utilizar los
regalos de él, de una manera conforme a los deseos del
Dueño de todo.

Aunque nuestros gobiernos o ciudadanos no reconozcan los
derechos de Dios sobre su Creación, aun así,
existen.

CAPÍTULO
IV… DERECHOS y RESPONSABILIDADES UNIVERSALES de
la
HUMANIDAD

DEFINICIÓN: Los derechos universales de la
humanidad son aquéllos que justamente pertenecen a todos
los hombres y mujeres.

PROPÓSITO: Dios les da a todos los hombres estos
derechos por dos razones: (1) para que todos puedan recibir de
los demás lo que se les debe, y (2) para que todos puedan
satisfacer sus obligaciones hacia Dios y el prójimo.

FUNDAMENTO: La base de todos los derechos humanos
y sus responsabilidades es la justicia. El origen de todos los
derechos es Dios.

EJEMPLO: Al respecto de las demandas "justas" de
sólo un hombre; un hombre que trabaja todo el día
tiene derecho a un salario
suficientemente amplio para mantener a su familia. Al
respecto de los hombres en general; cada persona tiene un derecho
tal que todos les tratarán como una criatura que posee un
alma eterna.

Un ejemplo de la relación entre los DERECHOS del hombre
y sus RESPONSABILIDADES es el siguiente: Puesto que un padre
tiene la responsabilidad de proteger a su familia,
él tiene el DERECHO de usar cualquier fuerza necesaria y
moral para defender a su familia. Puesto que una nación
tiene la responsabilidad de proteger a sus ciudadanos
inocentes, tiene el DERECHO (y la responsabilidad) de castigar a todos los que les
hagan daño.

ABUSO: Un ejemplo del abuso de los derechos universales
es la mentira. Aquí hablamos de la necesidad de ofrecer la
verdad, a una persona que la necesita, para cumplir con algo
justo y bueno. (No hay, por supuesto, obligación de
decírsela a alguien que la va a usar para hacer algo malo
o injusto. En ésta última circunstancia, es mejor
guardar silencio). 

DISCUSIÓN

Puesto que el único FUNDAMENTO posible para un derecho
verdadero es la justicia, es imposible tener un "derecho" del
cual su fundamento es la injusticia. Sin embargo, debido al
pecado original, la gente demanda muchos
"derechos" que no tienen ninguna base en la justicia.

Por ejemplo, muchas personas tienen una tendencia de buscar
privilegios especiales para sí mismas, y les gusta
llamarlos sus "derechos". En vez de jugar de acuerdo a las reglas
establecidas, algunos jugadores no hacen caso de algunas 
reglas o las modifican a su antojo, para obtener una ventaja.
Nuestro sentido común nos dice que esta forma de jugar en
la vida es injusta para los demás jugadores.

El problema de ignorar o "cambiar las reglas" es aún
más serio, si la gente piensa que tiene el "derecho" de
sustituir las reglas de Dios por sus reglas individuales.

Los derechos y el orden de la Creación

Podemos entender un poco mejor el balance que debe haber entre
los derechos y las responsabilidades de las personas,
considerando el orden que Dios le dio a su Creación. 
En la primera etapa de este orden tenemos cosas sin vida. Luego
vienen las formas más simples de la vida, tales como las
algas. Luego están las plantas, los insectos, los animales, y,
finalmente, el
hombre.  La humanidad, lo más alto del orden de
la Creación (visible) física, tiene, por lo tanto,
más responsabilidades y derechos que los demás.

En el orden natural estamos obligados a utilizar el suelo y la
semilla para sostener nuestra vida, y por eso, podemos decir que
lo que corresponde a un orden menor que la humanidad (como el
suelo y la semilla) fue creado para servirla.  Por 
nuestra experiencia vemos que, el más bajo en el orden de
la Creación física, fue creado por Dios para servir
al más alto.  De esta experiencia con el orden
natural de la Creación, podemos entender que nosotros
mismos fuimos creados para servir al más alto de nosotros,
que es Dios.

Por el otro lado, sabemos que estamos obligados a mantener lo
que nos sirve. La tierra nos sirve para producir alimentos, pero
tenemos la responsabilidad de  mantenerla fértil,
variando los cultivos, para que siga produciendo alimentos. Es, a
través de la unión inseparable de los derechos y de
las responsabilidades del hombre, con lo demás de la
Creación, que Dios balancea la relación entre la
humanidad y el resto de Su orden creado.

Según el orden de la Creación, no tiene sentido
que (si fuera posible) un animal demande derechos que sean
iguales o superiores a los de los hombres, y tampoco que los
hombres demanden derechos iguales o superiores a los de Dios.

Los derechos relacionados con la humanidad

Observamos, en el capítulo pasado, que los derechos
están basados sobre la justicia, y que la justicia nos
obliga a dar a cada quien lo que es debido. Dios ha regalado a
todos nosotros las cosas necesarias para llegar al cielo. Dios no
nos debe nada más. Ninguno de nosotros se dio a sí
mismo su vida, ni sus talentos. Nosotros debemos todo lo que
poseemos a Dios, y, en justicia, tenemos que reconocer los
regalos divinos en los demás, y, por eso, a los
demás debemos el respeto debido a un ser humano, tan
importante, que Dios le regaló su existencia. En otras
palabras, todos nosotros, los humanos, estamos en el mismo nivel
del orden de la Creación. Tratar a un ser humano como si
fuera un animal o un ángel no es justo, porque no es ni lo
uno ni lo otro.

Dios nos ha pedido dos cosas: (1) amar a Dios sobre todas las
cosas, y (2) amar a nuestro prójimo como a nosotros
mismos. Estos dos mandamientos están justamente arraigados
en el orden de la Creación. Dios es infinitamente superior
a nosotros y por eso, nuestra primera obligación es con
él; los demás estamos en el mismo "rango" o "fila",
y debemos tratarnos unos a otros como queremos ser tratados. Pero en
estas dos responsabilidades, vemos algo más que solamente
la justicia.

Dios no nos habla solamente de la justicia, sino
también del amor, porque hay una relación entre el
amor y la justicia. La perfección de la justicia es el
amor.

No podemos demandar como un "derecho" cualquier cosa o
privilegio que interfiera con estas dos GRANDES obligaciones. Por
eso, ni los hombres ni las mujeres tienen "derecho" de
dañar a su prójimo, ni físicamente ni
espiritualmente, porque a tal acto le faltarían ambos:
justicia y amor. Por la misma razón, ninguna mujer tiene
derecho al aborto (hacerse
daño a ella misma y a la nueva vida en su vientre); ni
existe "derecho" de leer pornografía que produce un daño
espiritual, ni hay "derecho" de desobedecer las leyes de Dios,
porque ninguna ley de Dios es injusta, y ningún gobierno
tiene el "derecho" de ignorar las leyes naturales y
sobrenaturales de Dios, ni de utilizar el dinero de los
impuestos para
un propósito inmoral.

Como vimos, todos los derechos verdaderos vienen a nosotros de
Dios, como la vida, y están arraigados en el orden de Su
Creación.  Dicho de otra forma, ni la gente ni los
gobiernos pueden darse un derecho más  allá
del que les corresponde por su propia existencia.

Los derechos relacionados con las responsabilidades

¿Si Dios da a un hombre un trabajo que hacer, no
convendría usted en que este hombre tiene la
responsabilidad de cumplir con ese trabajo? Es DEBIDO a esta
responsabilidad (hacer tal trabajo), que este hombre tiene un
"derecho" de Dios, para cumplir con ese trabajo. Con una
responsabilidad dada al hombre por Dios, viene el derecho de Dios
de satisfacer esa responsabilidad.

Debido a que las responsabilidades y los derechos vienen de
Dios, no es correcto que cualquier gobierno, ni mucho menos
cualquier persona, tengan el "derecho" de demandar algo que evita
a un hombre el cumplir con sus responsabilidades hacia Dios, o
hacia su prójimo. Ningún gobierno o persona tiene
el derecho de hacer imposible que un hombre gane, por un trabajo
justo y moral, lo que necesita para alimentar a su familia. Por
la misma razón, ningún gobierno o persona tiene el
derecho de prevenir la práctica de la Fe y los
Mandamientos establecidos por Dios para todos los hombres.

La "responsabilidad" lo dice lo mejor posible

Ahora, ¿de qué manera es mejor alcanzada la
justicia establecida entre la gente y el resto de la
Creación: por buscar solamente nuestros "derechos", o por
llenar nuestras "responsabilidades"? Si pensamos solamente
en nuestros derechos, esto no cuenta con la
responsabilidad de cada persona de mantener lo que
él o ella utiliza, ni las responsabilidades que cada uno
tiene hacia Dios y nuestro prójimo.

Por otra parte, considere que la palabra "responsabilidad"
cubre TODAS las relaciones entre la gente y las cosas creadas: lo
que es más "bajo" en el orden natural de la
Creación se obliga a servir a lo más "alto"
en ese orden, (como el pasto sirve al ganado, y el ganado sirve a
la humanidad), y las necesidades de nuestra vida humana nos
obligan a mantener lo que es más "bajo", en el
orden natural, para que pueda continuar sirviéndonos (como
los seres humanos tienen que cuidar a sus ganados, si quieren
comer hamburguesas).

Por esta razón, la MEJOR manera para que los hombres
"mantengan su equilibrio" con la Creación que les sirve, y
con los demás seres humanos, es cuando cada persona
satisface sus responsabilidades con los demás.
Cuando todos los hombres cumplen con todas sus responsabilidades
hacia todo lo demás (es decir, hacia lo de "abajo",
lo del "mismo nivel" y lo de "arriba" – Dios), todos van a tener
lo que les pertenece en justicia. Es decir, el derecho propio de
poseer lo suyo será cumplido cuando todos cumplan sus
responsabilidades hacia los demás.

Una sociedad justa no se alcanza por todos demandando sus
"derechos", sino solamente cuando todos, incluyendo el gobierno,
estamos cumpliendo con nuestras responsabilidades hacia Dios y
nuestro prójimo.

La perfección de cumplir con nuestras responsabilidades
se alcanza cuando queremos cumplirlas no solamente para nuestro
propio bien, sino por el amor a Dios y a nuestro
prójimo.

CAPÍTULO
V… 
LA PAZ

DEFINICIÓN: La paz es la tranquilidad que existe
cuando todo está en orden.

PROPÓSITO:  La paz es la recompensa que los
hombres y las mujeres reciben por vivir en armonía con las
leyes de Dios.

FUNDAMENTO:  El Fundamento de la paz verdadera es
la justicia en complemento con la caridad.

EJEMPLO: Cuando usted vive entre los que se tratan con
justicia y caridad, se siente un ambiente de
paz.  Usted pierde la paz cuando ve a una persona que usted
ama sufrir una injusticia, o sufrir de una carencia de
caridad.

ABUSO: Cuando la justicia se vuelve áspera y la
caridad rigurosa, se pierde la paz verdadera.

DISCUSIÓN

La primera respuesta dada cuando pregunté a un grupo de
estudiantes "qué significa la paz" fue: "la paz significa
la ausencia de la guerra".  Entonces otro estudiante dijo,
"No.  La paz tiene algo que ver con la justicia."  La
segunda respuesta era la mejor, porque sin justicia, no hay paz
incluso si no hay una guerra.  Aunque usted no esté
luchando en una guerra, si alguien trata a su amigo sin justicia,
o si usted trata a alguien sin justicia, no habrá paz en
su alma.

El Fundamento de la paz: Justicia y caridad

Si usted lo piensa bien, no cabe duda que la clase de paz
que realmente deseamos es el RESULTADO de la justicia, completada
por la caridad.  La justicia trae un cierto ORDEN a la
sociedad, obligando a cada persona a dar lo que debe, y
así, cada persona recibe lo debido.  Quien debe
más, da más.  Quien debe menos, da
menos.  El resultado es que el que merece más,
consigue más.  Quien merece menos, consigue
menos.  Podemos aceptar eso, porque esto es justo.

Dijimos que la caridad "completa" la justicia, porque mientras
que deseamos ser tratados justamente, también deseamos ser
tratados con caridad.  Mientras que la justicia satisface la
responsabilidad del hombre de dar lo que se debe a otros y a
Dios, la caridad nos impulsa a dar más de lo que la mera
justicia requiere, por el amor a Dios y al prójimo. 
La justicia y la caridad, juntas, construyen un enlace completo
entre los miembros de una sociedad, que les permite vivir en paz,
unos con otros.

La DEFINICIÓN de la paz

Imagine una comunidad
donde se practican la justicia y la caridad.  Las leyes de
Dios se siguen; el deber de los hombres de amar a Dios y al
prójimo se ponen en práctica… Usted podría
vivir en tal lugar sin miedo.  En una comunidad como esta,
la vida sería tranquila y feliz, porque todo está
"en orden".  Es por eso que definimos "la paz" como la
tranquilidad que resulta cuando todo está "en orden".

Aunque, por nuestra naturaleza caída, solamente en los
cielos podríamos vivir en un perfecto ambiente de paz, no
es imposible para nosotros atraer un pedacito de paz a la
sociedad en que vivimos, por nuestra manera de amar a Dios y al
prójimo.  Lo más que podamos satisfacer
nuestra responsabilidad de tratar con justicia y caridad al
prójimo, lo más que podamos establecer la paz en
nuestras familias, será la mejor paz que vamos a traer a
nuestra sociedad.

La paz resulta del orden

Para ver cómo la paz y el orden van juntos,
utilizaremos una familia como ejemplo.  Cuando los niños
aman a buenos padres y están dispuestos a obedecer sus
reglas, el resultado es orden y paz en su hogar.  La
justicia vive en tal hogar, porque cada miembro está
haciendo lo que debe de hacer, y la caridad crece por la ayuda
ofrecida de uno al otro cuando haya trabajo extra que hacer, o
cuando alguien esté enfermo.

Sin embargo, si apenas uno de los niños llega a ser
egoísta o perezoso y rechaza hacer su propio trabajo, los
otros notan esta injusta flojera, y muy pronto la paz en el hogar
será substituida por acusaciones mutuas y peleas.  El
terrible resultado de este desorden es que la unidad
pacífica de esta familia está fracturada.

Lo que sucede en una familia, sucede en una
nación.  Cuando la justicia y la caridad se practican
entre sus miembros, hay paz y unidad en el país. 
Pero, cuando los ciudadanos no hacen sus deberes y buscan hacer
su PROPIA voluntad en vez de la de su Padre Divino, por su propio
egoísmo se vuelven injustos y olvidan la caridad,
destruyendo la paz y la unidad de su nación.

El orden es el resultado de la justicia y de la
caridad

Un equilibrio entre la justicia y la caridad establece el
MEJOR orden entre la gente.  La experiencia ha demostrado
que hay esas épocas en que la gente es demasiado dura en
su manera de tratar a los demás en el nombre de la
"justicia".  Lanzar a una persona lisiada en la
cárcel porque él no puede pagar sus deudas es un
ejemplo de tal dureza.  La caridad, el fundamento de la
misericordia, cuando es puesta en práctica, evita que la
"justicia" del hombre con su naturaleza caída llegue a ser
extrema en su uso.  Es por eso que decimos que la justicia y
la caridad (misericordia), juntas, son necesarias para producir
una paz verdadera.

Paz Verdadera

Recuerde que una paz verdadera, dentro de una nación,
siempre resulta cuando  los ciudadanos viven según la
voluntad de Dios y no según sus propias voluntades
egoístas. Nuestro Señor dijo, "bendecidos son los
que hacen la paz…"  Si tratamos a otros con justicia y
caridad, estaremos entre esos que él prometió
bendecir.

CAPÍTULO
VI…
LA LIBERTAD

DEFINICIÓN:  La libertad es la capacidad de
determinar nuestras acciones sin
una presión
externa.

PROPÓSITO:  El propósito de la
libertad es elegir y/o hacer la mejor de varias opciones
disponibles. Por el uso correcto de la libertad vamos a conseguir
una felicidad eterna.

FUNDAMENTO:  La capacidad humana y finita de
escoger y/o hacer la mejor de varias opciones tiene su FUNDAMENTO
en el reflejo de la libertad eternamente poseída por Dios
mismo, y que él hizo una parte de nuestra naturaleza
cuando él nos hizo a Su imagen y semejanza.

EJEMPLO:  Uno está físicamente libre
para levantar una pluma.  Uno tiene la libertad
"psicológica" (llamada "libre albedrío") de elegir.
Uno es SIEMPRE libre (tiene la libertad) de pensar y hacer lo que
es moral, correcto y bueno, porque haciéndolo así
es un reflejo justo (sin corrupción) de la imagen y semejanza de
Dios en nosotros.

ABUSO:  Eligiendo decir una mentira se abusa no
solamente de la justicia, sino también se abusa de la
imagen de Dios en nosotros, el don Divino que nos lleva al colmo
de todo lo creado…

DISCUSIÓN

Pensamos en la libertad con respecto a lo que podemos hacer,
pensar, y elegir.  Por esta razón, no debe ser
ninguna sorpresa que la libertad tiene TRES dimensiones: 
(1) física, (2) psicológica, y (3) moral. El ser
PERFECTAMENTE libre para hacer algo significa que no hay NADA que
me detenga físicamente, psicológicamente o
moralmente para hacer, pensar o elegir lo que quiero.

Libertad Física

La libertad física se relaciona con el sí o no
poder hacer algo físico.

Como ejemplos de esta libertad física, incluyamos la
libertad de caminar, de dar un paseo a través del parque,
jugar, construir un hogar, y todas esas actividades
físicas, las cuales los hombres y las mujeres son capaces
de hacer.

La libertad física es restringida por nuestra
naturaleza, es decir por lo que somos.  Un insecto
que puede volar solo, tiene una libertad física que los
hombres no tienen. La libertad física tiene otras
limitaciones.  El poder hacer algo físico no
significa que debamos hacerlo.  Podemos golpear nuestro dedo
con un martillo, pero no significa que debamos hacerlo.

Libertad Psicológica

La libertad psicológica se relaciona con el regalo de
Dios que se llama "libre albedrío". Es uno de los regalos
contenidos en la "imagen y semejanza de Dios".  Con este
regalo usted puede elegir entre hacer o no hacer algo.  Dios
le dio este regalo para poder escoger la mejor entre varias
decisiones posibles, cada vez que usted tiene una
opción.

Tenemos esta facultad, porque cada persona es diferente, y lo
que es la mejor opción para una persona, puede no ser la
mejor opción para otra.  Considere las opciones a que
se enfrenten dos distintas personas.  Una tiene talentos
musicales, y la otra tiene talentos médicos.  Lo que
una elige para estudiar sería ciertamente diferente de lo
que eligiera la otra.  Aunque las verdades que ambos
estudian son buenas, el libre albedrío deja a estas
personas la libertad de seleccionar los cursos más
provechosos, según sus talentos, para que cada una alcance
su propia razón de existir y, de ninguna manera, ofender a
su "imagen y semejanza" de Dios, la más preciosa y bella
parte de su ser humano.

Ahora mire a dos diferentes hombres con respecto a un asunto
espiritual. Hay una fuente abundante de buena lectura
espiritual, pero una persona va a recibir más provecho de
un libro, y la otra mas provecho de algún otro libro
espiritual.  Algunos pueden buscar mejor la voluntad de Dios
al vivir en el desierto; otros siendo grandes misioneros, o
maestros, o albañiles.  Teniendo el libre
albedrío es como deja a cada persona la libertad de
decidir leer o elegir lo mejor de todas las posibilidades que
existen a su alcance para obtener la mejor de todas estas, 
para obtener sus necesidades personales y cumplir con sus
responsabilidades.

Es, DEBIDO a nuestra capacidad de elegir, que debemos entender
lo que es la "libertad moral".

Libertad Moral

La libertad moral, debido a sus consecuencias eternas, es la
más importante de todas nuestras libertades. Nos permite
pensar, elegir y hacer todo lo que daría placer a Dios o
al prójimo, y nos detiene de hacernos daño a
nosotros mismos o a los demás, por cambia nuestra libertad
de elegir, en "libertinaje". 

Como ejemplo de una libertad moral, consideremos lo que se
llama nuestra "libertad del discurso".  Un uso apropiado del discurso es
expresar o buscar la verdad.  La búsqueda de las
verdades que son necesarias para nuestro bienestar temporal o
espiritual nunca es incorrecta.  Esto significa, por
ejemplo, que debemos estar libres para buscar, expresar, y
profundizar nuestro conocimiento,
no solamente de las verdades naturales, sino también de
las verdades espirituales de nuestra Fe Católica.

Mientras que la libertad moral permite que busquemos la verdad
de cualquier cosa, también gobierna cómo la
utilizamos.  No es inmoral buscar el
conocimiento del átomo.  Sin embargo, utilizar este
conocimiento para matar a  gente inocente sería,
obviamente, inmoral.

Si Pepe le había dado a usted $30 para ir al mandado y
comprarle un bistec, usted no tendría "derecho" de gastar
ese dinero en tomarse tres cervezas. Por la misma manera de
pensar, no hay "derecho" para mal emplear el don de nuestra
libertad, que recibimos de Dios, para conseguir algo en contra de
la voluntad de Dios.

Cada libertad tiene su límite

La libertad física tiene su límite.  Aunque
podemos brincar de un edificio aleteando los brazos, nunca vamos
a volar. Es decir, que no podemos volar sólo por el uso de
la libertad física. La libertad psicológica tiene
su límite.  No se puede elegir algo que no existe, o
que es imposible para nosotros.  Aunque queramos vivir mil
años, no podemos elegir vivir mil años por el uso
de la libertad psicológica.  Es decir que cada
libertad está relacionada con una selección
limitada de buenas opciones realistas.  El uso de la
libertad para escoger una mala opción, o algo irreal es
una tontería.

Para concebir ese concepto, piense
que usted se está muriendo de hambre al lado del mar, y en
la playa, enfrente de usted, en la arena, hay tres grandes
platos. El primer plato se llama "ricas selecciones para
ensaladas", y está lleno de frutas, salsas y
legumbres.  El segundo, "ricas selecciones para platos
fuertes", y está lleno de carnes, pescados, verduras y
condimentos.  El tercero, "ricas selecciones para hacer cada
postre imaginable".  Aparte de estos tres platos, no hay
nada, más que arena. Podemos escoger entre lo que
contienen los tres platos, para hacer una comida completa para
vivir, o arena. ¿Qué vamos a escoger?

Ahora, en vez de llamar los tres platos "ricas selecciones
para ensaladas", "ricas selecciones para platos fuertes" y "ricas
selecciones para postres", los llamamos "ricas selecciones para
la libertad física", "ricas selecciones para la libertad
psicológica", y "ricas selecciones para la libertad
moral".  En el ejemplo, o en la vida, tenemos el mismo poder
de usar nuestra libertad, para escoger lo sabroso o lo amargo
para vivir.  ¿Qué vamos a escoger?

Por ejemplo, el uso correcto de la libertad moral es para
satisfacer nuestro deseo de vivir en paz con el
prójimo.  El "plato" que se usa para "alimentar" este
deseo se llama el "plato de las ricas selecciones para la
libertad moral".  Aparte de este plato, sólo existe
la seca "arena" del vicio.  Aunque se puede escoger lo que
se quiera, es tan imposible vivir en paz con el prójimo,
sin usar la libertad moral para escoger virtudes, que vivir
físicamente bien, comiendo arena.

El Libre Albedrío No garantiza La Libertad
Duradera

Obviamente una persona podría elegir hacer algo ("comer
arena") que lo aterriza en la cárcel, donde va a perder su
libertad.  Vemos aquí que la habilidad de elegir lo
que deseamos hacer (libre albedrío) no garantiza la
libertad duradera.  La libertad duradera depende de LO QUE
elegimos, no del mero hecho de que podemos elegir una de muchas
opciones.  Un ejemplo simple te ayudará a recordar
este punto.  Tienes la libertad física de poner tu
mano en una estufa candente, pero no estás libre de evitar
la quemadura y el dolor que son los resultados de elegir esa mala
opción. También, puedes elegir hacer algo
moralmente incorrecto, pero, como con la mano quemada, no puedes
evitar el daño a tu alma, ni el dolor que sigue en tu
vida.

La Verdad conduce a la Libertad

El hecho de que la libertad resulta de la verdad, mientras que
el error obstaculiza la libertad, se puede considerar por un
ejemplo simple.

Tu eres el único doctor que trata una enfermedad
crónica de dos amigos sin costo, y los dos
amigos se enfermaron. Acabas de mudarte a una nueva ciudad, y les
diste a tus amigos tu número telefónico, pero uno
lo anotó incorrectamente. Para buscar el feliz regreso a
la salud, ambos amigos necesitan ponerse en contacto
contigo.  Uno marca tu
número correctamente y te alcanza para recibir el consejo
necesario.  El otro, que anotó tu número
incorrectamente, recibe el mensaje: "este número
está fuera de servicio".  Obviamente, por tener tu
número telefónico verdadero, el primer amigo
consiguió lo que buscaba.  Al contrario, por un
error, (por no tener tu número telefónico
verdadero) el otro no pudo obtener lo que buscaba.  Por eso,
podemos entender que la base que necesita la libertad para
obtener una verdadera felicidad, cuando la buscas, es la
verdad.

La corrupción
de la libertad

La libertad moral SIEMPRE permite que practiques la
virtud, buscando y eligiendo la mejor manera para ti de
practicarla, de todas las buenas posibilidades.  Simplemente
dicho, la libertad moral se cumple por elegir lo bueno, y
rechazar lo malo.

Cualquier "-ismo" o "-cracia", que enseña que la gente
debe de estar "libre" para practicar el vicio, inculca la
corrupción de la libertad, no solamente entre la gente,
sino también entre su gobierno y su leyes.

Piense en la capacidad del hombre de desobedecer los Diez
Mandamientos de Dios, si no es refrenado por buenas leyes y la
justicia de un gobierno justo, es decir, por el poder de
un buen gobierno.   Debido a nuestra naturaleza
humana caída, algunas personas (muchas veces las
más fuertes o más inteligentes) por su
egoísmo, ciertamente dañarían a otras, no
solamente como individuos, sino por el mal uso de sus posiciones
oficiales.  Se llama este libertinaje
"corrupción".  ¿Corrupción de
qué?  Siempre es la corrupción de la
libertad.  Cuando la gente teme salir por la noche a la
calle, por la corrupción de la policía, se ve
claramente la pérdida de la libertad.

Puesto que la libertad depende de practicar la virtud, la
virtud practicada por ciudadanos es la medida de la verdadera
libertad que existe dentro de su país.  Al contrario,
el vicio que existe en una sociedad es la medida de cuánto
se había corrompido la verdadera libertad, por elegir
malas opciones.

Refrenar la corrupción de la libertad

Las naciones justas y los ciudadanos buenos entienden que el
uso incorrecto de nuestra libertad es un DEFECTO que debe ser
refrenado.  Por esta razón, una nación justa
permitirá a sus ciudadanos la libertad para que hagan lo
bueno, pero restringirá, por sus leyes y la correcta
aplicación de la justicia, el uso DEFECTUOSO de la
libertad ("libertinaje"), que hace tanto daño.

Es decir una nación justa no prohibirá a sus
ciudadanos la libertad verdadera, sino el abuso de la libertad,
que se llama "libertinaje".  Las leyes justas permiten que
una nación satisfaga su obligación, hacia Dios, de
gobernar para el bien temporal y eterno de sus ciudadanos. 
Las leyes justas y las reglas buenas se basan en lo que es
verdaderamente mejor, para asegurar que vivamos en un ambiente de
paz.  El resultado de usar nuestra libertad para practicar
la justicia y caridad será la paz, pero no hay paz en un
ambiente de temor y vicio, que siempre es el producto del
libertinaje

La responsabilidad de amar al prójimo es grande. 
Cuando un niño desea correr por una calle con mucho
tráfico, es una buena persona quien niega al niño
el libertinaje de hacerlo.

La libertad y los "derechos falsos"

Nuestra naturaleza humana caída nos tienta a hacer lo
que es incorrecto.  Cuando la gente quiere la "libertad" (la
palabra correcta sería "libertinaje") para hacer algo malo
o dañar a los demás, siempre intenta justificarlo
por llamarlo un "derecho".  Los "derechos falsos" son el
origen de un enorme daño físico y espiritual dentro
de cualquier país.

Basada en las mentiras de una mujer que fingía la causa
de su embarazo, en
los EE.UU. la Corte Suprema legalizó el "derecho" al
aborto para todas las ciudadanas Americanas, es decir el
libertinaje para matar a un indefenso niño hasta el
último momento antes de nacer.  Ahora, un promedio de
4.000 vidas humanas están siendo destruidas por el aborto,
solamente en un día, en los EE.UU…  No solamente es
destruida la vida natural de cada niño no nacido, sino
también la vida espiritual de los que realizan este
aborto.  Esta destrucción de una vida inocente no es
un acto de la libertad.  Es el defecto terrible de un
libertinaje, falsamente llamado "libertad".

Aunque podemos escoger lo que queremos hacer, no podemos
evitar las consecuencias.  No fueron los amigos de los
EE.UU., ni de la libertad, que por sus mentiras legalizaron la
destrucción de la vida inocente en ese país. 
Por promulgar la DESTRUCCIÓN de la vida humana inocente,
es tan imposible que los EE.UU. eviten las consecuencias de su
acción
destructiva, como que una persona pueda evitar las consecuencias
de poner su mano en una estufa candente.

Libertad y libertinaje

Conociendo la diferencia entre la libertad y el libertinaje te
ayudará a definir las cosas más claramente. 
De lo que fue escrito anteriormente, puedes ver que la palabra,
"libertinaje" significa el uso DEFECTUOSO de la verdadera
libertad.  El libertinaje es un abuso de la libertad
física, psicológica o moral, y siempre resulta en
hacer daño a alguien. Cuando una persona habla de alguna
"libertad", asegúrate de que en realidad se habla de una
libertad, y no del libertinaje.

CAPÍTULO
VII… 
La LIBERTAD de la CONCIENCIA

DEFINICIÓN: La libertad es la capacidad de
determinarse para sí mismo.

PROPÓSITO: El propósito de una conciencia libre
es dirigirnos hacia lo que Dios quisiera que
eligiéramos.

FUNDAMENTO: El Fundamento de una conciencia libre es la
verdad.

EJEMPLO: Si tu intelecto conoce la verdad de una
situación, tu conciencia tiene la libertad de dirigirte
hacia una buena decisión.

ABUSO: El error, tu ignorancia, y un apego al pecado
quitan de tu conciencia la habilidad de tomar una buena
decisión.  Si tú no pones atención al
formar una buena conciencia para buscar la verdad, te has
descuidado y, por eso, has abusado de este regalo de Dios.

DISCUSIÓN

Las conciencias se forman, para mejor o para peor.  Para
mejor, si son formadas por la verdad;  para peor, si son
formadas por error o por un apego al pecado.  Sin embargo,
la "libertad de la conciencia" nunca significa que tu conciencia
tiene "derecho" de elegir malas opciones, lo mismo que el "libre
albedrío" no significa que tenemos "derecho" de elegir lo
que es malo.

Vamos a definir buenas soluciones y
malas soluciones así: Una buena solución es la que
nos trae hacia la felicidad infinita del cielo.  Una mala
solución es la que nos aleja de esta felicidad eterna.
Porque nuestra eterna felicidad depende de lo que elegimos,
nuestra conciencia necesita la máxima libertad posible
para elegir la mejor solución a cualquier problema moral
que nos enfrente.

Dios sabe ciertamente qué es lo mejor para
nosotros.  Por esta razón, Dios nos dio una
conciencia para ser Su "voz" interna, y así ayudarnos a
elegir lo mejor cuando hay que formar una decisión. 
Si hemos formado bien a nuestra conciencia, nos "impulsa" a hacer
lo que es correcto:  no decir una mentira, o no
engañar a una persona.

Desafortunadamente, ocasionalmente intentamos convencer a
nuestra conciencia que lo que deseamos hacer es mejor que lo que
al principio nuestra conciencia nos aconsejó.
Quizás utilizamos el argumento que, "cada uno lo
está haciendo", o "lo que mi conciencia me está
aconsejando hacer es demasiado duro", y después de forzar
nuestra conciencia a aceptar nuestros desviados deseos, ENTONCES
decimos que "estamos siguiendo nuestra conciencia", pero esto es
exactamente lo contrario de lo que ha sucedido.

Una Conciencia Defectuosa

Una conciencia que se opone a los Mandamientos de Dios, o a
las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo es,
OBVIAMENTE, defectuosa y, muy probablemente, estará
censurada por alguien que tiene una buena conciencia.

Si una persona explica a la persona que tiene una conciencia
mal formada el por qué su conciencia es defectuosa, la
persona con la conciencia mal formada no puede disculparse por
tener una "ignorancia invencible" como un pretexto para hacer lo
que es incorrecto.  Cuando haya una duda de lo que es
correcto, cada persona tiene la obligación de resolver el
asunto según la verdad disponible.  Si elige no hacer
ésto, la persona que actúa según una 
conciencia tan voluntariamente defectuosa, es culpable del mal
resultado obtenido.

Una conciencia mal formada no puede producir buenas acciones,
más que un mal árbol puede dar buena fruta. 
Lo que está careciendo en el árbol carecerá,
ciertamente, en la fruta.  Por esta razón, debemos
hacer lo posible, según nuestras circunstancias, para
NUNCA permitir que una conciencia defectuosa (o ignorante) nos
dirija.  Una conciencia ignorante no puede servir de
guía para nosotros más de lo que una persona
ignorante de las matemáticas puede dirigirnos a la
solución de un problema de álgebra.

Cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad de formar
correctamente a nuestra conciencia.  Cuando hay dudas de una
acción que tiene implicaciones morales, Dios dio a su
Iglesia la responsabilidad de guardar intacta su enseñanza para ayudarnos a formar nuestras
conciencias correctamente, y la Iglesia tiene la
obligación de presentarnos esta enseñanza de una
manera comprensible.  La obligación de cada uno es
hacer lo posible según sus circunstancias, para formar la
conciencia correctamente, ANTES de utilizarla.  Una vez
hecho esto, debemos seguirla con confianza.

La verdad es el único FUNDAMENTO de una conciencia
libre

La verdad es el único FUNDAMENTO sólido de una
conciencia libre.  El error y la ignorancia son cadenas que
prohíben a una conciencia el tener la libertad necesaria
para ayudarnos a tomar una decisión correcta.

Por ejemplo, tú oyes que SAMUEL le  pegó a
Roberto.  Si tú eres el padre de ambos, con esta
información, tu conciencia te diría
que debes de castigar a SAMUEL, y no a Roberto.  Sin
embargo, cuando descubres que Roberto comenzó la lucha, y
que SAMUEL nada más estaba defendiéndose, tu
conciencia te dirá de castigar a Roberto y no a SAMUEL.
 El descubrir la VERDAD sobre esa situación hizo toda
la diferencia en cómo tratar justamente a los dos
hijos.  De hecho, el saber la verdad es la ÚNICA
manera de librar a tu conciencia de las cadenas de la ignorancia,
y darle la libertad necesaria para dirigirte a una
decisión correcta.

CAPÍTULO
VIII… 
La LIBERTAD y la
PERFECCIÓN

DEFINICIÓN: Hacer algo "perfectamente" es hacer
algo a la  manera que más le satisface a Dios.

PROPÓSITO: La meta de tal
perfección es la felicidad eterna.  ("Sea usted
perfecto…" Mateo.  5:48). El resultado de tal
perfección es la máxima libertad posible.

EJEMPLO: Porque Dios es perfecto en todo lo que hace y
piensa, él no tiene ninguna restricción
física, natural ni moral que le prohíba hacer todo
lo que él desea hacer.

ABUSO: Declarar que un hombre tiene más libertad
que Dios, porque un hombre puede hacer lo bueno y lo malo,
abusa al significado de la palabra "libertad".

DISCUSIÓN

Si la gente puede hacer lo bueno y lo malo,
¿significa eso que Dios Todopoderoso, que nunca
hará lo malo, tiene menos libertad que Sus
criaturas?  Claro que la respuesta es "No", y es interesante
cómo explicarlo.

Comencemos con lo que es obvio: Dios hizo no solamente todo lo
creado, sino también las leyes que gobiernan Su
Creación, y por eso, todas las obras de Dios están
en perfecta armonía con sus Leyes Naturales,
Sobrenaturales y Morales.  Ya que Dios no tiene ninguna
limitación física (porque es Todopoderoso), Dios es
perfectamente libre para hacer lo que quiera, para poner sus
leyes en práctica, sin sacar malas consecuencias.

Nosotros somos libres para hacer cualquier cosa dentro de
nuestras capacidades, que no esté en contra de las leyes
morales ni físicas que gobiernan la Creación de
Dios.  Si hacemos un "mal" ("mal" significa algo en contra
de las leyes de Dios), vamos a sacar malas consecuencias. Pero el
fin de nuestra libertad es alcanzar una felicidad perfecta y, por
eso, nuestra capacidad de hacer lo malo no nos trae una felicidad
más amplia, de la misma manera que nuestra capacidad de
creer una mentira no nos trae una inteligencia más
amplia.

Realmente, el mal que elegimos hacer es un uso DEFECTUOSO de
nuestra libertad, del mismo modo que creer una mentira es un uso
defectuoso de nuestra inteligencia.  No tiene
ningún sentido que algo defectuoso sea superior a algo sin
defectos, incluso la libertad; y Dios, con su inteligencia
infinita, nunca elegiría ninguna cosa que lo hiciera menos
perfecto.

Sería absurdo decir que la perfección de la
libertad depende de la habilidad de elegir acciones imperfectas,
porque pretendería que algo perfecto depende de algo que
es imperfecto.  Es absurdo pensar que mientras más
imperfectos pudiéramos volvernos, más
libertad tendríamos.   La realidad es realmente
lo contrario.

Los Errores Obstaculizan La Libertad

En algunas circunstancias, podemos ver fácilmente que
son nuestros errores los  que OBSTACULIZAN nuestra libertad,
porque nos impiden hacer lo que deseamos.  Esto significa
que una persona que no incurre en NINGUNA equivocación
tiene más libertad para hacer lo bueno que desea, que una
persona que sí incurre en equivocaciones.

Piense en un concertista de piano, que desea tocar todo el
"Concierto de Rachmaninoff en C Mol", para piano, sin tocar una
nota incorrecta.  Practica a diario.  Sería
absurdo decirle que él debe de estar feliz cada vez que
toca una tecla incorrecta, porque demuestra que es "libre" de
tocar ambas, buenas y malas notas (o que el concierto suena mejor
con notas equivocadas).  él no ve, ciertamente, sus
errores como una libertad, sino como una cadena pesada, que le
impide alcanzar su meta de tocar este concierto sin errores.

Represéntate el deseo de reparar tu coche, y mientras
estás trabajando, equivocadamente dejaste caer una parte
pesada de la defensa, que aterrizó en tu pequeño
dedo del pie. Pienso que el pensamiento
más lejano de tu mente, mientras saltas de dolor,
sería que ahora tienes más libertad, por tu error,
que Dios, que NUNCA incurre en una equivocación.

Los que piensan que cometer equivocaciones es una
expresión de la verdadera libertad, se olvidan de que cada
acción malvada, como cada error, tiene una consecuencia
que nadie está libre de evitar. La única manera de
estar libre de las consecuencias dolorosas de un hecho
malo o estúpido, es no hacerlo.

Libertad, verdad y virtud

Comenzamos estos capítulos, que refieren a la libertad,
diciendo que los fundamentos de la LIBERTAD MORAL son la VERDAD y
la VIRTUD, y terminamos por demostrar su relación con la
perfección.  La verdad se relaciona con lo que
sabemos.  La virtud se relaciona con lo que hacemos, y la
perfección se relaciona con la manera en que unimos la
verdad que sabemos con las acciones que hacemos.

Hemos demostrado cómo nuestra capacidad (libertad), de
lograr metas finitas, depende de DOS cosas: SABIENDO la verdad, y
USÁ NDOLA correctamente.  Para lograr una
máxima libertad espiritual, eso depende de las mismas dos
cosas: saber la verdad ESPIRITUAL, y usarla correctamente.

Libertad, verdad y unidad

Con la enorme diversidad de personalidades humanas, (cada
persona es tan diferente de cualquier otra persona, como la
diversidad de sus huellas digitales), y con la libertad que Dios
da a cada persona para elegir lo que es mejor para sí
misma, ¿qué base puede servir para unir a toda la
humanidad tan diversa?

Toda la humanidad comparte el mismo origen (Dios).  Al
mismo tiempo, aún entre los que reconozcan a Dios como el
origen de su existencia, hay una enorme carencia de la
unidad.  Mire la multiplicidad de los que se dicen ser
"cristianos", pero las diferencias que existen entre ellos, hasta
algunos que  se dicen "cristianos" demandan una "libertad
religiosa", para elegir acciones en contra de las leyes morales
de Jesucristo, como, por ejemplo, el divorcio, el
aborto, el engaño, etc., etc., etc.

Por experiencia, sabemos que el reconocer una sola verdad
sirve para unir a los hombres de buena voluntad. Es por eso que
tenemos que buscar una manera de atraer a los demás a la
verdad, y, por la verdad, llegar a la fuente de todas las
verdades, que es Dios.  Eso se logra por la manera en que
nosotros, católicos, tratamos a los demás.

Mientras estamos hablando de la verdad, una cosa importante
que recordar es que ni la Verdad ni la Gracia de Dios es
destructiva de nuestra libertad.  Al contrario, la Verdad y
la Gracia forman la base de la libertad verdadera anhelada por la
humanidad.  La verdad conduce a conocer las reglas por las
cuales Dios ha formado a la humanidad. Es por el usar
estas reglas, que encontramos nuestra máxima felicidad, en
vez de tratar de evitarlas.

CAPÍTULO
IX… 
La LIBERTAD RELIGIOSA Cristiana

DEFINICIÓN: La libertad religiosa Cristiana se mide por
la capacidad de aceptar, promulgar y practicar las verdades y
virtudes de la Fe, que nos dejó Nuestro Señor en Su
Iglesia.

PROPÓSITO: El propósito de la libertad religiosa
es permitir que la Iglesia satisfaga los dos mandamientos acerca
de las verdades dadas directamente a su Iglesia Católica
por Jesucristo: (1) "Enseñar a todas las naciones"; 
y (2) bautizar a los creyentes.

FUNDAMENTO: El Fundamento para cualquier libertad moral es la
verdad y las virtudes. 

EJEMPLO: Nadie puede demandar el derecho de promulgar mentiras
sobre tu madre o tu familia, porque les hace una injusticia
terrible.  Por la misma razón, nadie tiene el derecho
de promulgar mentiras sobre la Madre de Dios, o la Iglesia de su
Hijo.

ABUSO: Es un error serio cuando la "libertad religiosa"
significa que un error religioso debe de tener el mismo
"derecho" de predicarse en público que una verdad
religiosa.

El predicar errores es SIEMPRE un abuso de la verdad y de la
justicia.  Confunde a la población y la conduce a pensar que lo que
es verdad no puede ser determinado o que una verdad religiosa no
importa. Puesto que la libertad depende de la verdad, el pensar
que la verdad no importa es como el pensar que la libertad no
importa.

El deber de los gobiernos

Los gobiernos tienen el deber de proteger a todos sus
ciudadanos contra cualquier daño, sea físico o
moral y, en ese sentido, es fácil para mucha gente aceptar
que hay leyes que prohíben las falsas
prácticas religiosas, que dañan
físicamente a sus miembros o a otros. 
Religiones
"satánicas o paganas" que practican el sacrificio de
animales o el aborto para sacrificar seres humanos ofrecen
ejemplos fáciles de entender.  Pero
¿qué pensar de religiones que predican
errores espirituales, como que los animales son divinos, o
que Jesús no es el Hijo de Dios, y causan daño y
confusión espirituales entre los ciudadanos?  Tales
errores son frecuentemente la causa de conflictos
entre personas, que conducen, muchas veces, al daño
físico y a la pérdida de muchas vidas.

Por experiencia, sabemos que es imposible que cualquier
gobierno proteja a cada ciudadano contra todo el daño
físico o espiritual que existe. Por experiencia,
también sabemos que la gente luchará para defender
aun creencias falsas, por pensar que son verdaderas.  Hace
más daño, a veces, luchar contra una creencia
falsa, que tolerarla para mantener la paz.

Recuerde la parábola de Nuestro Señor sobre el
granjero que sembró buen trigo, pero entre el cual un
enemigo había sembrado cizaña.  Sabemos que el
buen trigo puede ser perdido tratando de sacar la cizaña
que crece al lado de las buenas plantas.  Es por eso que
Nuestro Señor nos dijo en su parábola que para
proteger al trigo bueno, hay que dejar la cizaña a su
alrededor, hasta la cosecha.

Tolerar algo significa permitir, a CONTRAPELO, algo
DAÑINO (como malas hierbas en un campo de trigo).  Se
justifica esta tolerancia
SOLAMENTE para prevenir un peor mal, que ocurriría sin
esta tolerancia. 

Lo que se tolera, no tiene ningún derecho

Lo que es moralmente dañino no tiene ningún
derecho moral.  Nadie tiene ningún "derecho" para
dañar la buena reputación tuya diciendo algo que no
es verdad, incluso si tú toleras lo que dice, para evitar
un pleito.  No hay ninguna diferencia entre si la mentira
trata de algo físico o espiritual, la cosa que hay que
recordar es que, el tolerar algo inmoral o incorrecto, significa
el permitir pasar algo que no tiene NINGÚN derecho moral
en sí mismo de existir, para evitar un peor mal.

Los gobiernos frecuentemente se encuentran con el deber de
tomar decisiones entre sí o no tolerar algo
dañino.  Por ejemplo, todos sabemos que, durante
muchas fiestas, la gente de nuestra Nación celebra con
cohetes de fuego, porque nos gusta el ruido, el
fuego y el humo.  También sabemos que un buen
número de incendios
resultan de estas celebraciones.

Es obvio que nadie puede demandar un "derecho moral" para
destruir con fuego la propiedad de su vecino.  Por otra
parte, si los gobiernos de la comunidad prohíben estas
celebraciones, encolerizarían a sus ciudadanos, hasta
causar un disturbio público.

El resultado, pesando lo bueno y lo malo de esta
situación, es que el gobierno tolerará la
posibilidad de incendios y lesiones que PUDIERAN resultar
de tales celebraciones, para "guardar la paz", y evitar un
posible enfrentamiento peligroso con sus ciudadanos.  Lo que
se debe de recordar es que LO MALO QUE se tolera, en este caso la
posibilidad de incendios y lesiones, no tiene ningún
derecho en sí mismo de existir.

Tolerancia y "libertad del discurso"

TOLERAR algo moralmente dañino para ganar un mayor bien
es una cosa. JUSTIFICAR algo que es moralmente dañino es,
ciertamente, otra cosa.  Muchas personas demandan, como si
fuera un derecho, la llamada "libertad del discurso" para
esparcir sus mentiras.

Lo que muchas personas olvidan es que, tal como la verdadera
libertad no incluye la licencia de hacer lo malo, la verdadera
libertad del discurso no incluye la LICENCIA de mentir.  La
libertad se arraiga en la verdad.  La "libertad del
discurso" SOLAMENTE puede servir a la gente cuando,
también, se arraiga en la VERDAD.

La verdad, porque se basa en la justicia, contiene el DERECHO
de ser esparcida entre el público, y el público
tiene el derecho de oír la verdad para tomar buenas
decisiones.  Al contrario, el error, porque se opone a la
justicia, no tiene NINGÚN derecho. Ni los gobiernos, ni
los ciudadanos deben de tratar a la verdad y al error como si
fueran iguales.

La tolerancia tiene límites

El tratar a la verdad y a la mentira como si fueran iguales,
AUNQUE SEA UNA VERDAD NATURAL o ESPIRITUAL, es, obviamente,
injusto.  Ninguna Nación puede evitar las
consecuencias de tratar lo bueno y lo malo como iguales, como
Poncio Pilatos, que intentó mantener la "paz" en
Jerusalén poniendo a la Inocencia Divina, Jesucristo
mismo, al mismo nivel que un asesino (Barrabás), dejando a
la gente "escoger".

Pilatos mismo, no pudo encontrar nada para condenar a
Jesucristo, pero permitió que la muchedumbre eligiera, por
el voto de voz, quién de los dos estaría libre, y
quién sería crucificado. La gente rugió su
opinión, y Pilatos aceptó el "voto del pueblo" para
satisfacer a la muchedumbre.

¿Y las consecuencias de tratar a lo bueno y a lo malo
como si no hubiera ninguna diferencia entre ellos?  Este
episodio nos da algo para considerar, si recordamos que cuarenta
años después, Jerusalén, por su infidelidad,
fue destruida por el ejército romano.

Otro ejemplo de la destrucción que ocurre, si hay
sobre-tolerancia de un mal, es la corrupción.  El
hecho de sobre tolerar la corrupción moral dentro de un
gobierno, es hacer que crezca, hasta el punto de que la
corrupción es la que maneja un país, en vez de las
buenas leyes de un gobierno.  La destrucción que
resulta de tanta tolerancia de cualquier inmoralidad o mentira,
puede destruir la libertad, dentro de un pueblo, tanto como las
espadas y armamentos de los soldados romanos destruyeron a
Jerusalén.

CAPÍTULO
X… 
La AUTORIDAD

DEFINICIÓN:  La autoridad es el derecho de
mandar.

PROPÓSITO:  La autoridad se da a los que
ocupan un cargo de autoridad, con el propósito de
unir, proteger y dirigir a aquéllos para quienes son
responsables.

FUNDAMENTO:  La medida de la autoridad depende de
la medida de la responsabilidad.

EJEMPLO:  Porque la persona que ocupa el
cargo
del padre en una familia es responsable del bienestar
de su familia entera, Dios le da la autoridad necesaria para
proteger a su familia entera.

ABUSO:  La autoridad se abusa por la
desobediencia, por no utilizar la autoridad cuando se necesita, o
cuando se usa la autoridad injustamente o sin misericordia. 
Es posible que un rey, gobierno, papá, mamá,
sacerdote, hasta el mismo Papa, siendo seres humanos, pueden
abusar de su autoridad cuando no cumplen con las
responsabilidades  de su cargo.

DISCUSIÓN

Todo lo "digno" se relaciona con algo que poseemos de Dios.
Tomamos la autoridad, por ejemplo.  Como cada regalo de
Dios, los que la tienen pueden utilizarla o abusar de ella y,
posiblemente, lo peor de todo, abandonarla completamente, cuando
se la necesita. 

Cosas como responsabilidad y autoridad nacen de las
necesidades de nuestra naturaleza y, por eso, forman parte de
todo lo creado por Dios.  En cada grupo de hombres, ya sea
un grupo de aborígenes, la empresa IBM,
una escuela, una
familia, la Iglesia, o el gobierno de un Estado, se encuentra una
estructura de
autoridad en cada grupo, que reparte las funciones
necesarias para el bien común de sus miembros.

Una responsabilidad de esta estructura de autoridad es la de
mantener el orden necesario para que el grupo logre el
propósito de sus miembros. Una parvada de gansos, volando
en forma de una "V" para llegar a su destino, tiene un solo ganso
ocupando la posición  de "líder",
(aunque varios gansos pueden ocupar esta posición). 
Cada familia, tribu, negocio, nivel de un gobierno,  etc.,
para mantener el orden necesario para lograr el propósito
de sus miembros, tiene su "líder", y muchas veces, abajo
de él, varios niveles de "autoridad", cada nivel con su
"líder".  Vamos a llamar  a cada
posición, o nivel de autoridad necesaria para servir a un
grupo, el "cargo de autoridad" de este grupo.

La Autoridad Va Con un Cargo de
Responsabilidad

Una manera interesante de examinar la función de
"autoridad", es ver la conexión entre autoridad y
responsabilidad.  Desde este punto de vista, podemos decir
que cada cargo de responsabilidad es un cargo de autoridad. 
Para cumplir con nuestras responsabilidades hacia Dios y hacia
nuestros prójimos, Dios Padre pone Su autoridad en cada
cargo de responsabilidad, como el del sacerdote, del rey,
del padre y de la madre, hasta el punto de que incluso su Hijo
Divino se sometió a la autoridad de quien ocupaba un cargo
de responsabilidad sobre El, como Su Padre Eterno, San
José, La Virgen
María, hasta Poncio Pilatos.

Nuestro Señor sigue recordándonos Su obediencia
a la autoridad sacerdotal, cuando se somete a las palabras de un
sacerdote, aunque sea bueno o malo, porque el mismo Dios,
respondiendo a las palabras pronunciadas al momento de la
Consagración, se hace completamente presente como un
prisionero voluntariamente sacrificado por nosotros, bajo las
apariencias
del pan y del vino.

Partes: 1, 2, 3
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